Practicar una actividad física tiene una importancia crucial durante el crecimiento, ya que ofrece beneficios tanto a nivel físico como mental. Es una fuente de aprendizajes y diversión, un momento clave para el desarrollo de la autoestima, del autoconocimiento y de la socialización de los niños. Por lo que es importante saber practicar una buena gestión emocional en el ámbito deportivo.

Sin embargo, a veces pueden surgir situaciones emocionalmente difíciles de gestionar para los niños durante la práctica del deporte. Pero con las correctas herramientas para el desarrollo deportivo y personal, podremos gestionar estas situaciones de manera más óptima.

Nuestro equipo especializado en psicología deportiva destaca la importancia de determinar qué situaciones se viven en el deporte y qué emociones van aflorando, para poder acompañar en la gestión emocional del niño o de la niña para hacer frente a estas situaciones del deporte y/o de la vida.

Deportes, variedad y especialización

La Organización Mundial para la Salud (OMS) recomienda 60 minutos de actividad física cada día en etapa infantil y juvenil. Sin embargo, sólo un 36,4% de los niños cumple con esta recomendación. La falta de práctica deportiva regular es más importante en niñas que en niños, especialmente a partir de los 13 años, cuando la educación física deja de ser obligatoria.

La Doctora Eva Ferrer, especialista en Medicina de la Educación Física y el Deporte, nos explica que los motivos del abandono de la actividad física – o de una mala gestión de la relación con el deporte – pueden ser múltiples; algunas ligadas al contexto sociocultural del niño, otras a su carga curricular o a la falta de acompañamiento, pero también puede ser debido a la especialización deportiva temprana. 

La especialización temprana, que implica un entrenamiento intenso durante todo el año en un solo deporte, es un fenómeno cada vez más frecuente en sociedades desarrolladas, y existen estudios que lo relacionan con altos índices de lesiones y a un mayor riesgo de abandono. En cambio, una práctica deportiva variada supone un beneficio para el desarrollo del niño o adolescente.

El deporte como escenario de emociones 

«En el deporte no solo se trata de ganar o perder, se trata de conectar con la emoción, valorar el esfuerzo y los aprendizajes desarrollados. La comunicación y comprensión de los niños y niñas es esencial para poder ayudarles y brindarles apoyo en su desarrollo deportivo y emocional.»

Ana Merayo, psicóloga experta en psicología del deporte de alto rendimiento y edad escolar, nos explica que generar espacios de diálogo con nuestros hijos es primordial para que puedan expresar sus emociones. 

A veces no quieren ir a entrenar, o tienen la sensación de no haber jugado lo suficiente para mejorar, que no llegan a todo… Mantener conversaciones con ellos, enfocándonos en el proceso de aprendizaje y la mejora continua, más que en los resultados, les ayudará a gestionar sus emociones y también servirá para fortalecer su confianza y optimizar su rendimiento deportivo, el desarrollo de sus habilidades y a disfrutar plenamente del deporte. 

El abandono de la práctica deportiva en muchas ocasiones es el resultado de una mala gestión emocional más que un rechazo del deporte en sí. La práctica del deporte, sobre todo en etapas de iniciación, tiene que ser placentera. En caso de dificultades, es importante acudir a profesionales que puedan trabajar de manera multidisciplinaria en el ámbito del deporte, especialmente en la psicología del deporte. Es necesario derivar a profesionales especializados según las necesidades de cada persona, ya sea en nutrición o psicología, por ejemplo. 

Mantenerse activo conlleva beneficios para los niños, tanto a nivel físico como emocional. La práctica deportiva ayuda a controlar el peso, la glucosa y el equilibrio emocional. Pero también aporta beneficios académicos derivados del desarrollo de hábitos saludables (sueño y descanso, gestión del tiempo, actividad física…)

El papel de los padres es fomentar un equilibrio entre todas las áreas de la vida de nuestros hijos – familiar, social, personal, académica y deportiva – y mantener vías de comunicación para prevenir el abandono deportivo, ayudándoles a gestionar su nivel de exigencia o sus expectativas.

“El nivel de exigencia no está relacionado con el resultado, sino con que puedas dar tu mejor versión”.

Comunicación y empatía: las claves para ayudar a nuestros hijos 

La comunicación abierta y constante entre padres e hijos, así como con entrenadores y profesores, es de suma importancia para el bienestar emocional de los niños. En el ámbito deportivo juvenil, hablamos del “triángulo deportivo” entre el niño que está desarrollando la actividad deportiva, y adultos que le sirven de modelo: sus padres y sus entrenadores. 

En los adultos recae la responsabilidad de posibilitar escenarios en el que el niño pueda expresar sus opiniones; debemos verbalizar nuestro interés por su bienestar o disfrute del deporte para saber cómo ayudarles y ofrecerles escenarios de aprendizaje en el que puedan divertirse.

Por otro lado, realizar deporte en edad escolar conlleva lo que llamamos la carrera Dual: compatibilizar una parte deportiva con la parte académica. En esta situación, los niños deben aprender a afrontar momentos de estrés con exámenes y competiciones, a gestionar su tiempo. 

Los niños deben sentirse lo suficiente seguros para poder contar sus experiencias y sus sentimientos. Debemos valorar su esfuerzo y permitirles expresar sus sentimientos y opiniones con libertad, promoviendo un enfoque positivo hacia el aprendizaje y el disfrute en lugar de centrarse solo en el rendimiento. Para ayudarles, después del entreno o de una competición, podemos hacerles preguntas que no estén orientadas a resultados, sino a sus emociones, como por ejemplo “¿te has sentido satisfecho/a?” “¿qué es lo que más te ha gustado del partido?” …

Estrategias para mejorar la gestión emocional

Para ayudar a nuestros hijos a gestionar sus emociones, podemos enseñarles técnicas fáciles de aplicar en el día a día: 

• Relajación: tener espacios de “no hacer nada”, escuchar música o mirar el paisaje. Se trata de romper con esta vida frenética de salir del cole y correr a entrenar, hacer los deberes etc
• Respiración profunda: Respiramos constantemente sin darnos cuenta, pero en momentos de agobio es positivo respirar unas cuantas veces alargando la respiración para relajarnos y centrarnos en todo lo que hace nuestro cuerpo cuando lo hacemos.
• Mindfulness: este concepto no evoca el hecho de meditar todas las mañanas, sino de hacer alguna actividad con atención plena, con conciencia. Puede ser por ejemplo comer sin tener el móvil en la mano, o dar un paseo y escuchar los pájaros.
• Visualización: en vez de focalizarnos en situaciones negativas o en el miedo de lo que pueda salir mal en el futuro, se trata de visualizar situaciones en las que tenemos éxito, en las que somos eficientes. 
• Espacios compartidos que favorezcan la comunicación: crear momentos en los que el niño se sienta seguro para poder expresar sus dudas, mostrar empatía y comprensión, valorando su esfuerzo más que su rendimiento. 

En resumen, queremos destacar la importancia de la comunicación abierta y constante entre padres e hijos, así como con entrenadores y profesores. Es necesario valorar el esfuerzo de los niños y permitirles expresar sus sentimientos y opiniones. Por ello, les debemos enseñar habilidades de gestión emocional y promover un enfoque positivo.

Para profundizar sobre este tema, no dudes en ver este webinar.

Ana Merayo García – Psicóloga especialista en psicología del deporte